Pagar por «linkear»

Ilustración: David Horsey

Ira Shapira, es un periodista del Washington Post que escribió una nota (Speaking to Generation Nexus, Guru Explains Gens X, Y, Boomer To One Another) sobre Anne Loehr una “consultora generacional”. El artículo detallaba los problemas entre la generación X (nacidos en la década de 1970) y los Baby boomers (nacidos entre los años 1946 y principios de la década de 1960) para relacionarse con la generación Y (nacidos a finales de 1970 y principios de 1980). Hamilton Nolan recogió la historia del Post e hizo una breve entrada (‘Generational Consultant’ Holds America’s Fakest Job) en Gawker -una sarcástica web sobre la vida cultural de Nueva York- copiando algunos párrafos del artículo original y cuidándose de enlazar su artículo con la versión del Post.

Inicialmente, Shapira se mostró entusiasmado con el rebote de su artículo; pero, posteriormente montó en cólera, tanto que publicó otro artículo denunciando el hecho (The Death of Journalism (Gawker Edition)). En esta segunda entrega, Shapira describe el arduo trabajo que le costó hacer la nota de 1,500 palabras: participar en un seminario generacional, notas preparatorias, cita con Anne Loher y todo un día para redactarlo. Para Hamilton Nolan de Gawker el trabajo no fue tan arduo, entre media y una hora.

Como la ley de derechos de autor americana permite reutilizar el trabajo de los diarios y vender anuncios sin pago alguno, Shapira propone revivir algunas regulaciones que se dejaron de lado desde fines de la década de 1970. Recuerda que en 1918 la Corte Suprema de los Estados Unidos falló a favor de Associated Press en un caso contra una agencia de noticias que había copiado sus noticias. Cuando el Congreso revisó las leyes del copyright en 1976, el Department of Justice (DoJ) se opuso a la decisión de la Corte Suprema, argumentando que otorgaba a los medios de comunicación un «monopolio sin límites» sobre las noticias.

Resumiendo, Shapira pretende que los bloggers citen la fuente original de inmediato; y, si se quiere una cita textual importante, se tendría que pagar una tasa.

Richard Posner en el blog que mantiene con Gary Becker (The Future of Newspapers) también piensa que para salvar a la prensa es necesario expandir las protecciones legales a los autores. Posner considera que si los periódicos tradicionales desaparecen y pasan a publicarse íntegramente en línea, sería muy difícil que sigan realizando su labor como lo hacen hoy, pues es más fácil aprovecharse gratuitamente de las distintas fuentes en línea y apropiarse de la información de los medios impresos. Para solucionar el problema, Posner propone ampliar los derechos de autor limitando los links hacia contenidos protegidos sin el consentimiento del titular e impedir el refraseo de los artículos sin contar con autorización expresa.

De la crisis de la prensa se viene hablando incluso desde antes que la crisis financiera mundial la exacerbara (The Economist: Who killed the newspaper?). Blawyer ha dedicado algunas entradas al tema (Y el culpable es… !Google¡, Un zoco o un gran almacénMuere la prensa). Creemos que es posible abordar esta crisis desde un doble análisis. Primero determinar si es acertada la posición de quienes creen que el único modelo de prensa posible es el tradicional y por lo tanto son necesarias protecciones especiales para evitar su desaparición. Ya habrá tiempo para discutir sobre este tópico. El otro es verificar si las propuestas de protección son plausibles. Creo sinceramente que no.

Como es conocido los derechos de autor otorgan una protección especial a los creadores para incentivarlos a seguir creando. Sin embargo, este derecho no es absoluto. Para limitarlo están aquellas disposiciones que reducen esta exclusividad sólo por un período de tiempo, también lo que los americanos llaman fair use o uso justo, que en nuestra jurisdicción se conoce como limitaciones al derecho de explotación; como el derecho de cita, derecho a hacer críticas o realizar copias con fines académicos.

Estas limitaciones pretenden, no sólo paliar los efectos negativos del monopolio otorgado a los autores, sino también racionalizar los efectos que supondrían otorgar unos derechos absolutos. De esta forma el derecho de cita al tiempo que permite la difusión del trabajo referido, reduce los costos que implicaría exigir la autorización del titular cada vez que se hace una referencia.

Las posiciones de Shapira y Posner parecieran no ser recomendables, en la medida que las citas y los links de artículos y noticias benefician a los diarios al aumentar, gracias a ellos, las audiencias de sus ediciones en línea. Por otro lado, expandir los derechos de autor de la forma aconsejada generaría un aumento de los costos de transacción. Finalmente, un aspecto que no debe olvidarse, las normas están hechas para cumplirse y no veo la forma, dado el desarrollo actual de la Red y sus patrones de consumo, cómo una medida como la propuesta podría cumplirse.

¿El nuevo blogueo? (Parte II)

 

Hoy por la mañana me llegó éste artículo publicado por Brian Solis en la sección de tecnología del Washington Post. En el artículo se habla sobre bases estadísticas proporcionadas por Technorati, uno de los principales directorios de blogs a nivel mundial, acerca de cierta caída en el nivel de autoridad de los blogs como fuentes de información dada la prevalencia de mecanismos más interactivos de comunicación (rapid fire interaction) como los provistos por las redes sociales tipo Facebook y servicios como Twitter . Según se desprende de la referida nota al parecer los internautas consumidores de información y blogs estarían trasladando las principales discusiones e intercambios de opinión de la denominada blogósfera hacia las redes sociales.

Al respecto la nota indica «There are supposedly 133 million blogs created, with far less in real use today. There are reportedly 175 million users on Facebook and another six million (and growing) on Twitter. The online social populace is necessitating the need for a new generation of establishing and measuring authority in the blogosphere before current blog metrics inaccurately paint a grim picture that they’re influence is declining?again as measured today».

El artículo sugiere que el nivel de autoridad de los blogs debe ser conceptualizado y medido no sólo en función a los debates que se promueven dentro del mismo blog o en otros blogs sino también en base al impacto que generan en otros espacios virtuales o redes sociales. Interesantes vaticinios a los que será interesante hacer seguimiento.

¿Está en peligro Internet?

Lima, como todas las ciudades latinoamericanas, es una ciudad extraña. Tengo la impresión que su carácter deriva de sus origenes y confluencias hasta convertirla en un resumen con ingredientes andinos, criollos, europeos, borbónicos, populares, urbanos, cosmopolitas, cucufatos y aldeanos. Es decir, quien pasee por la ciudad tendrá la sensación de estar en un concierto con los cumbiamberos del Grupo 5, The Doors y Beethoven todos tocando en el escenario al mismo tiempo. Una de las rarezas más notorias que tenemos los limeños es nuestra relación con el mar. La ciudad besa literalmente el Pacífico, sin embargo, sus playas no se cuidan con esmero. Esta situación ocasiona, que se cuenten por miles los que huyen de ella los fines de semana estivales para refugiarse en los clubes y urbanizaciones de la Comunidad Campesina de Asia situada a unos cien kilómetros de la ciudad. Lógicamente, esta estampida hace que la autopista Panamericana Sur se atasque y que el trayecto sea una tortura. Algunos piensan que esto podría  pasar con Internet.

Hace poco dimos cuenta de cómo la Federal Communications Commission (FCC) obligó a Comcast (Comcast incumplió las políticas de la FCC, pero no será multada) a dejar de lado su política de gestión del tráfico de Internet. Los defensores de este tipo de prácticas sostienen que las nuevas aplicaciones de Internet generan tal tráfico que si no se gestiona de forma eficiente, Internet podría ralentizarse de forma importante. En esta línea se pronuncia Robert M. McDowell, consejero de la FCC que votó por la legalidad de la práctica realizada por Comcast, en un artículo publicado en el Washington Post (Who Should Solve This Internet Crisis?) dos días antes de la votación del Memorando de Opinión y Orden que censuró la gestión del operador.

McDowell cree que Internet pasa por una crisis similar a la de 1987 cuando tenía 35 mil usuarios. En aquella oportunidad, los ingenieros se encontraron con la disyuntiva de permitir que la red se embotellara o buscar una solución. Esta historia, se solucionó priorizando los contenidos de las aplicaciones en tiempo real sobre aquellos usos que no sufrirían por causa del retardo. Estos esfuerzos desatascaron Internet. Hoy, cuando los usuarios de las redes p2p transfieren música o vídeos, llaman a miles de computadoras. Consecuentemente, las conexiones se atascan y la Red se ralentiza. De acuerdo con este artículo, en hora pico, sólo el 5 por ciento de los consumidores de Internet consumiría el 90 por ciento del ancho de banda. Sin embargo, este problema no debe solucionarse desde la esfera del gobierno, por el contrario, debemos dejar que los ingenieros y los grupos de interés continúen haciendo lo que han hecho por años, ponerse de acuerdo sobre la mejor forma de gestionar Internet.

La posición de McDowell no complace a todos. Por ejemplo, en el blog de la iniciativa Save the Internet (StI) (Who Shouldn’t Solve This Internet Crisis) se señala que el comisionado intenta excusar el comportamiento Comcast sobre la base un posible atasco de Internet, pero, de acuerdo con los examenes independientes conducidos por Associated Press, la Electronic Frontier Foundation y el Instituto Max Planck, Comcast bloqueó los protocolos p2p en todo momento, no sólo en las horas pico y sin importarle el tamaño de los archivos transferidos. Para StI en lugar de reinvertir en más capacidad, Comcast se rembolsa los beneficios mientras que explota el control que tiene sobre la red para socavar la competencia. Interesante discusión seguiremos atentos cómo se va desenvolviendo.