Los mejores libros del 2010

Como en años anteriores (Los mejores libros del 2008Los mejores libros del 2009) reproducimos la selección que Adam Thierer publica en The Techonology Liberation Front (The 10 Most Important Info-Tech Policy Books of 2010) sobre las mejores entregas de política tecnológica publicados este año. El autor considera que tanto por el número de títulos como por la importancia de de los mismos, el 2010 fue uno de los mejores años (sólo comparable al 2006 o 2008).

Lamentablemente si en la entrega del 2008 existieron  tres títulos disponibles en línea y sólo uno el 2009, para seguir la tendencia, este año no he podido encontrar ninguno. Es evidente que me refiero a la publicación del libro por parte del editor o autor, los más avispados siempre podrán conseguir alguna copia no autorizada. Reproducimos la lista:

(1) Tim Wu – The Master Switch: The Rise and Fall of Information Empires.

(2) Kevin Kelly – What Technology Wants.

(3) Jaron Lanier – You Are Not a Gadget: A Manifesto.

(4) Nicholas Carr – The Shallows: What the Internet is Doing to Our Brains.

(5) Clay Shirky – Cognitive Surplus: Creativity and Generosity in a Connected Age.

(6) Barbara van Schewick – Internet Architecture and Innovation.

(7) Milton Mueller — Networks and States: The Global Politics of Internet Governance.

(8) Ronald J. Deibert, John G. Palfrey, Rafal Rohozinski, y Jonathan Zittrain (Eds.) – Access Controlled: The Shaping of Power, Rights, and Rule in Cyberspace

(9) Richard A. Clarke y Robert K. Knake – Cyber War: The Next Threat to National Security and What to Do About It.

(10) Adrian Johns – Piracy: The Intellectual Property Wars from Gutenberg to Gates.

Menciones Honoríficas:

(-) Rob Frieden – Winning the Silicon Sweepstakes: Can the United States Compete in Global Telecommunications?

(-) Daniel Lathrop y Laurel Ruma (Eds.) – Open Government: Collaboration, Transparency, and Participation in Practice.

(-) William Powers – Hamlet’s BlackBerry: A Practical Philosophy for Building a Good Life in the Digital Age.

(-) Robert W. McChesney y John Nichols – The Death and Life of American Journalism.

(-) Nick Bilton – I Live in the Future & Here’s How It Works.

(-) Lee Bollinger – Uninhibited, Robust, and Wide-open: A Free Press for a New Century.

Memorias de un pueblo fantasma, cerveza gratis y socialismo 2.0

Es difícil emplear conceptos acuñados en el pasado para describir los actuales procesos sociales. Creo que es precisamente lo que ocurre con el término socialismo para aplicarlo a algunos fenómenos de Internet. Hace unos días realizamos una breve crónica (¿Es la web 2.0 socialista?) de la discusión que mantenían Lawrence Lessig y Kevin Kelly respecto de si Internet es socialista. Coincido con Kelly cuando señala que muchos de los esfuerzos de lo que hoy en día llamamos web 2.0 son colectivos y por tanto podrían presentar algunas similitudes con un modelo de organización colectivista o cooperativo. Sin embargo, considero que Lessig tiene razón, aunque discrepe con su análisis político, respecto que Internet no es socialista. Sobre el particular el comentario que hace Miguel Morachimo a la entrada me parece de lo más acertado.

En la misma línea, destaco otro comentario al post. Lupi nos dice que «…llame como se le llame, socialismo o etc. Si no altera en nada las bases materiales, pues, no altera nada radicalmente (más sí, obviamente, en el campo cultural, lo cual podría cambiar todo luego). Mas no nada radicalmente. Los ricos siguen siendo menos. Los pobres siguen siendo más. Cuando cambie algo en eso, podría recién hablarse de palabras mayores.«

Ignoro cuál es la carga de profundidad que tiene el comentario de Lupi, pero en esencia vale para entender que la posición de Kelly es una versión descafeinada de socialismo, pues la existencia de estructuras comunitarias organizadas no es suficiente para calificar a la web 2.0 como socialista. Me valdré para ello de algunos ejemplos.

En el artículo de Kelly en Wired (The New Socialism: Global Collectivist Society Is Coming Online) que utilicé para contraponer su tesis a la de Lessig, se hace una cronología moderna del socialismo, en ella aparecen diversos hitos del socialismo 2.0 como Blogger, Wikipedia, Facebbok y Twiter junto con la Revolución de Octubre o la Revolución cubana. ¿Son en realidad socialistas modelos como Wikiedia o Facebook?

Wikipedia es una de esas raras historias en las que el postre termina siendo más importante que el plato de fondo. En el 2000, Jimmy Wales lanzó Nupedia, una enciclopedia en línea alimentada por artículos de especialistas no remunerados y un proceso de revisión entre pares. Como el proyecto avanzaba lentamente se creó un wiki para agilizar la creación de artículos. La historia siguientes es conocida Wikipedia se tragó a Nupedia que dejó de funcionar en el 2003.

Sin embargo, lo importante en este extremo no es determinar quien tiene la capacidad de colaborar en el desarrollo del sitio, sino cuál es el modelo de gestión. Veremos otro ejemplo.

¿Quién no se acuerda de GeoCities? GeoCities (antecedente de redes como Facebook, MySpace y de plataformas de blogs como Blogger y WordPress) era un servicio gratuito de webhosting fundado en 1994 como Beverly Hills Internet (BHI). Originalmente, los usuarios seleccionaban un «barrio» en el cual alojaban su página web de acuerdo con su contenido. En enero de 2000 Yahoo! compró GeoCities por 4 millones de dólares, lo gestionó fatal y sus ciudadanos migraron masivamente a plataformas más amigables. Nueve años después de su compra Yahoo anunció el cierre definitivo de GeoCities (So Long, GeoCities: We Forgot You Still Existed) y que sus archivos serán eliminados de los servidores. Se veía venir, hacía tiempo que GeoCities era un pueblo fantasma.

¿En qué se parecen Wikipedia y GeoCities? En que ambos son -eran- gratuitos. ¿Qué los diferencia? Que en Wikipedia los niveles de participación escalan hasta la cabeza y en Geocities como hoy en Facebook, MySpace o Blogger el sitio era -es- administrado por una empresa bajo patrones de dirección capitalistas. No es lo mismo hablar de un bien común que tener cerveza gratis.

David Bollier en onthecommons.org (When Web Communities Become Ghost Towns) señala algunas cosas interesantes sobre cuándo nos encontramos ante un bien común o ante una iniciativa empresarial. Muchas empresas desarrollan sitios de acceso libre, porque esa es la dinámica del mercado, es la forma para atraer una mayor audiencia y la forma obtener mayores ingresos por publicidad.

No olvidemos que en muchos de estos esquemas la razón de ser del site es hacer dinero y las condiciones del servicio se diseñan para alcanzar este objetivo. Aquellas comunidades alojadas en un sitio de esta naturaleza están subordinadas a un agente empresarial y éste impone una serie de condiciones sobre los contenidos generados por los usuarios como apropiarse de este material.

Resumiendo, creo que la economía de Internet ha logrado moldear gran parte de su dinámica social. Muchos sitios son gratuitos porque los modelos de pago fracasaron estrepitósamente y porque hay alguien dispuesto a pagar vía la publicidad por esta gratuidad. El hecho que en estos sitios se pueda compartir material no los aparta de la dinámica del mercado y por supuesto no los convierte en espacios libres de la lógica capitalista. Cerveza gratis no es socialismo.

¿Es la web 2.0 socialista?

Si algo ha desaparecido en los últimos tiempos del mundo real  es la discusión dogmática. La otrora confrontación de ideas políticas, con su propuesta de mundos ideales según se viera desde la derecha o izquierda, ha sido dejada de lado por una retórica más o menos insulsa sobre la mejor forma de administrar la cosa pública. Salvo algunos alucinantes proyectos, encabezados por el Chavismo venezolano y sus satélites latinoamericanos, la nueva arena política es tan entretenida como bailar con la hermana. Mejor.

Pero el ciberespacio es otra cosa. Aquí se discuten con profundidad algunos tópicos que hace unos lustros estaban reservados para otras realidades. Mientras que en el mundo real tenemos practicidad aquí encontramos dogmática, si allí desinterés aquí participación y frente a la apatía en el metaverso se actúa con pasión.

Prueba de ello son dos de los últimos posts del blog de Lessig (Et tu, KK? (aka, No, Kevin, this is not «socialism»On «socialism»: round II), que nos dejan una interesante polémica con Kevin Kelly, de la cual participaré humildemente desde este pequeño rincón. El tema es sugerente, aunque ignoro cuál sea su utilidad: ¿Es la web 2.0 socialista?

Kelly sostiene en un artículo publicado en Wired (The New Socialism: Global Collectivist Society Is Coming Online), que la fiebre mundial para conectar a todos con todos es una versión revisada del socialismo. Para Kelly los aspectos comunitarios de la cultura digital son profundos y amplios. Wikipedia es un ejemplo notable de un colectivismo emergente. Proliferan los sitios de colaboración como Digg, StumbleUpon, The Hype Machine y Twine, los cuales sugieren un movimiento constante hacia una especie de socialismo sintonizado con un mundo en red.

En este socialismo en lugar de granjas colectivas, nos reunimos en mundos colectivos. En lugar de fábricas estatales, tenemos fábricas de escritorio conectados a cooperativas virtuales. En lugar de compartir brocas, picos y palas, se comparten aplicaciones, scripts y APIs. En lugar de politburós sin rostro, tenemos una meritocracia sin rostro, donde lo único que importa es hacer las cosas. Si las masas poseen los medios de producción, contribuyen hacia una meta común sin salario y sin gozar de los frutos de su esfuerzo ¿No es razonable decir que es socialismo?

Lessig discrepa y cree que por el contrario web 2.0 no es socialista (Et tu, KK? (aka, No, Kevin, this is not «socialism») y On «socialism»: round II). Considera que El núcleo del socialismo es la coacción (justificada o no). El núcleo de las conductas que Kelly celebra es la libertad.

Lessig mete mano a un clásico -nada menos que a Adam Shmith-. Señala, el objetivo de Smith era tanto entender el papel del mercado como explicar la provisión de los bienes públicos. Sólo se puede comprender el papel del mercado en un contexto de bienes públicos y un asunto de vital importancia es cómo una sociedad los produce.

Smith estuvo fascinado por los bienes públicos (no rivales y no excluyentes, como los economistas conceptuaron más tarde), pero que no fueron creados por cualquier actor central como el Estado, sino por las acciones voluntarias de los individuos. Lo que Smith estaba señalando no es razonable llamarlo socialismo, debido a que el socialismo utiliza el poder del Estado para obtener un resultado que de otro modo no habría sido sostenido voluntariamente por las personas.

Lessig cree que no es momento de hacer una redefinición lúdica de un término que tiene un sentido claro y particular. Lo que quiera que el «socialismo» pudo haber sido si no hubiera sido secuestrado por las revoluciones en el Este es intrascendente, pues el significado del término no es lo que es hoy Wikipedia.

Ignoro si nos encontramos ante una discusión trascendente, en realidad muy pocas lo son, pero no cabe duda que es interesante. Hace unos días conversaba con Enrique Pasquel con ocasión de la presentación del  libro «El impacto de las innovaciones tecnológicas en el Derecho Privado«, precisamente sobre este tópico. Anotábamos, como algunas posiciones antagónicas en otros escenarios -los derechos de propiedad reales específicamente- no lo son tanto en la Red, donde austriacos y neo marxistas parecen coincidir.

Jorge del Prado (1910-1999), miembro del Partido Comunista Peruano, definió al socialismo como la «socialización de los medios de consumo para liberar a los hombres de la explotación» (HILDEBRANT, Cesar. Cambio de palabras. 2008). Es difícil, atendiendo a su concepto clásico, calificar a Internet como socialista. El hecho que se produzcan una serie de desarrollos colaborativos no afecta en esencia el hecho de que la web siga siendo capitalista. Lo que está en manos de los usuarios, son algunos insumos y el producto del proceso productivo, pero los medios de producción no son colectivos. Bajo este esquema no es posible definir a la web 2.0 como socialista. Punto para Lessig.